miércoles, 25 de enero de 2017

Curiosos nombres de calles habaneras

Historias que usted, posiblemente, nunca imaginó

Calle Lamparilla, en la parte vieja de La Habana
Calle Lamparilla, en la parte vieja de La Habana

Usted es extranjero y ha llegado por primera vez a La Habana, capital de Cuba. Y, aparentemente, el tema del centro político, administrativo, judicial y económico de un país no es asunto que trascienda ni llame la atención de manera particular.

Pero se equivocan quienes piensan de tal manera respecto a esta villa del Señor, como solían decir las abuelitas. Porque, para empezar, sólo para empezar, La Habana fue capital triple de Cuba durante mucho tiempo… algo único a nivel de la geopolítica mundial. París, por ejemplo, es y ha sido siempre, capital de toda Francia y nada más, o Washington lo es de Estados Unidos de América desde el principio y sin interrupción mientras Madrid es y ha sido centro de todo el reino español.



Pero La Habana ha sido otra cosa, nada menos que capital triple dentro de la división política-administrativa de todo un señor país. Sencillamente, algo sui géneris.

Mire, ha sido capital de todo el país en primer lugar pero, simultáneamente, fue capital durante décadas de una provincia llamada Ciudad de La Habana y de otra denominada La Habana. ¡Trío de ases! .¿Qué le va pareciendo este asunto? No me negará que resulta, cuando menos, inusual. 

¿Y qué decir de sus calles? Pues que guardan secretos que hoy, precisamente hoy, le serán revelados a usted. ¿Por dónde comenzar? A ver, a ver... hum ... pues por una larga y muy conocida avenida llamada oficialmente Salvador Allende, en honor del ex presidente chileno. Lo curioso, lo verdaderamente extraño es que esa denominación resulta prácticamente secreta para los miles y miles de personas que día a día la recorren para arriba o para abajo. Esa calle es, simplemente —por voluntad popular— Carlos III, monarca español entre 1759 y 1788, fiel representante del llamado despotismo ilustrado.

La tradición, sin lugar a dudas, es más fuerte que las propias leyes y Carlos III es buen ejemplo. Otra muestra similar la tenemos en la calle Reina, cuya denominación oficial es Simón Bolívar; y, si me permite un consejo de amigo, jamás se le ocurra preguntarle a un transeúnte en La Habana por semejante nombre. Porque, a pesar del mucho respeto y admiración que tenemos en Cuba por la figura del insigne venezolano, prácticamente constituye un secreto para la inmensa mayoría de la población. Reina se ha impuesto y es la calle que todos conocen y no la calle Simón Bolívar. Diga, simplemente, quiero ir a la calle Reina...y nada más... porque si se le ocurre mencionar al Libertador le mirarán a usted como si fuera marciano vestido de turista. Aunque el cubano siempre tratará de ayudarle...

Ahora le invito a conocer, brevemente, el origen de populares calles habaneras, ésas que usted oirá mencionar alguna vez.

Lamparilla, en la parte vieja de La Habana se debe que en el pasado colonial, cierto vecino se distinguía por su devoción a las ánimas y cada noche encendía una lamparilla para ellas...

Un frondoso árbol de criollo aguacate (no deje de probarlo) dio nombre a otra famosa vía habanera. Esto a pesar que desde 1837, tal árbol fue tallado. Hoy, la calle Aguacate recuerda algo que ya no existe...

Animas, solitario camino colonial, legó su nombre a otra calle de nuestros días mientras logias masónicas inspiraron el de Virtudes, precisamente, debido a las cualidades de los integrantes de tales asociaciones fraternales.
¿Y quiere que le mencione la que, a juicio mío, es la más curiosa calle habanera en cuanto a nombre? Pues, en el año de 1818, con cierta denominación en honor... ¡de sí mismos!   Se trata de la calle Perseverancia, nombrada así para recordar la tenacidad de sus creadores. ¡Modestos los muchachos!...¿no le parece?

Bien, no quiero cansarle ni robarle más tiempo de su paseo por La Habana, la única capital del planeta que ha sido capital triple por muchos años. Me despido, entonces, pero no sin antes sugerirles que busque las calles cuyos nombres verdaderos y oficiales ha conocido hoy leyendo este artículo. Y comprobará que para muchos, muchísimos habaneros no existe nombre más oficial que aquel que la tradición ha aceptado. Más allá de las legislaciones...

Autor: Alexis Schlachter

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