miércoles, 13 de julio de 2016

Hablemos de los más famosos bares de La Habana (I)

Sloppy Joe’s

Hace un tiempo que no publicó nada en este blog sobre los cócteles y bares cubanos. No es que en Casa Maura nos gusten las bebidas alcohólicas pero muchos de los viajeros que se hospedan con nosotros suelen preguntarnos sobre estos temas y por ello me he propuesto poner esta información a la mano y cerca de todos. 

Esta vez quiero compartir contigo un excelente escrito del periodista Ciro Bianchi sobre este tema. Entrega que haré en dos partes por lo extenso y ameno del material. Aquí va la primera entrega.
Dos Hermanos

 Los más famosos bares de La Habana

Por: Ciro Bianchi Ross 

Tocó a este escribidor compartir con un grupo de embajadores del ron Havana Club. Se llama así a los representantes de la prestigiosa marca en los países donde residen; gente joven, afable, comunicativa y, desde luego, muy receptiva a la historia y las novedades de la industria y el producto que representan. 

Este escribidor debía guiarlos en un recorrido que comenzó a mediodía en el Floridita y terminó, tarde en la tarde, en el bar Vista al Golfo del Hotel Nacional de Cuba, luego de haber pasado por Sloppy Joe’s, Bodeguita del Medio y Dos Hermanos.

Bodeguita del Medio

Cada uno de esos establecimientos recibió a los visitantes con un coctel. Vista al Golfo con el coctel Nacional y Sloppy con Cuba Libre, mientras que Bodeguita del Medio y Floridita con el Mojito y el Daiquirí, que es de imaginar. Dos Hermanos ofreció el Havana Special. Curiosamente, en la cena con la que se clausuró el encuentro y que tuvo lugar en el Museo del Ron, el Havana Special fue también el coctel de bienvenida.

El bar Dos Hermanos, establecimiento que se ubica frente al muelle de The Havana Special y abrió sus puertas en 1892, lo que lo hace uno de los bares más antiguos de la capital cubana. Se caracterizó por su larga barra de madera dura, incompleta desde que le cercenaron un pedazo a fin de emplazarlo en uno de los bares del hotel Moka, en Las Terrazas. Aun así, sigue siendo larga.

El poeta español Federico García Lorca frecuentó el Dos Hermanos durante su estancia cubana de 1930, y por allí estuvieron asimismo, entre otros, Alejo Carpentier y Enrique Serpa, autor de novelas como Contrabando y La trampa, y de un cuento antológico, Aletas de tiburón. Y, por supuesto, el inevitable Hemingway, que en la festinada opinión de algunos deambuló por todos los bares y cantinas habaneros, aunque centró su preferencia en el Floridita. 



En Dos Hermanos, «con pasos torpes que lo conducían a una pequeña pero satisfactoria libertad», entró una tarde Andrés, el protagonista de Fiebre de caballos (1988), la novela inicial de Leonardo Padura. Al comienzo bebió lentamente su trago amargo y se dedicó a estudiar a la gente hasta que la cuarta o quinta cerveza lo dejó sin movimientos y empezó a ver neblinosos y deformes a los que lo rodeaban, como si estuviera viendo una película filmada con un grotesco ángulo ancho.

El Floridita fue hasta 1959 el bar más famoso de la ciudad, pero Sloppy Joe’s fue siempre el de más ventas. Supuse que el Sloppy Joe’s de Cayo Hueso antecedió a este de la esquina de Zulueta y Ánimas, en La Habana. Error. El Sloppy habanero se anticipó en 16 años al del lado de allá, que se inauguró en 1934 y tres años después se instalaba en la calle Duval, ubicación que todavía mantiene, mientras que otro bar llamado Capitán Tony ocupaba el espacio que el Sloppy original dejaba libre. Capitán Tony no tiene la animación del Sloppy ni su hechizo, pero allí se da una situación insólita: muchas de las mujeres que lo visitan se despojan del ajustador y lo cuelgan en las tendederas que cruzan el salón.

Si Padura fijó el bar Dos Hermanos en la literatura, y Hemingway el Floridita en Islas en el golfo, el inglés Graham Greene, aficionado al ron añejo e inventor de cocteles diabólicos, inmortalizó el Sloppy —y también al hotel Sevilla— en su novela Nuestro hombre en La Habana, llevada además al cine. Un detalle interesante aporta una guía de 1954 publicada en Estados Unidos que facilitaba a turistas norteamericanos su visita a la Isla: Sloppy Joe’s era frecuentado por visitantes estadounidenses, no por los norteamericanos residentes. 

La colonia norteamericana en La Habana prefería el bar Mis amigos, en 7ma. y 42, Miramar. Floridita tuvo fluctuaciones con relación a sus parroquianos. La mayoría de ellos era de origen norteamericano hasta el inicio de la II Guerra Mundial. Durante la conflagración bélica se llenó de cubanos. Los norteamericanos no podían venir a causa de la guerra y los cubanos no podían salir. Finalizada la guerra, nacionales y visitantes disfrutaron juntos su Daiquirí, que figura en la lista de diez grandes cocteles del mundo.

Floridita
En 1937, el corresponsal en La Habana de la agencia norteamericana AP dedica una crónica a Constantino Ribalaigua. Refiere que un grupo de amigos conversaba sobre béisbol en uno de los bares del Hotel Nacional cuando uno de ellos preguntó sobre quién podría considerarse el mejor cantinero cubano. Constantino Ribalaigua respondió el barman que los atendía, aunque la pregunta no le estaba dirigida expresamente. De inmediato, refiere el periodista, uno de los del grupo telefoneó al Sloppy y a Prado 86 y también a los bares de los hoteles Plaza y Sevilla, muy famosos en la época. Obtuvo la misma respuesta. El reportero visitó a Constantino en Floridita y quedó maravillado. Confesó el barman que sus mejores cocteles eran Daiquirí, Presidente y Pepín Rivero, inspirado en el director-propietario del Diario de la Marina. 

El escribidor, que tiene en su archivo las fórmulas de más de 300 cocteles recogidas en bares y cantinas de toda la Isla, no ha podido ver la receta de ese último coctel. No aparece en el recetario del Floridita que Constantino publicó en 1939, cuando el señor Rivero todavía vivía. Por cierto, en ese coctelario se consigna la fórmula de un Daiquirí elaborado expresamente con Havana Club.

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