Hola, soy Maura, dueña de CASA MAURA, mi casa particular
en La Habana, dedicada al hospedaje de viajeros, una casa de renta con el
concepto B&B, ubicada en la Habana Vieja.
Hoy te traigo otra curiosidad. Esta vez hablaremos sobre
la ropa en Cuba. Mejor dicho, sobre los sobrenombres con que solemos
identificarlas.
La ropa, que en sus orígenes
cumplía la exclusiva función de proteger al cuerpo del frío y los peligros, es
tanto un sello de idiosincrasia y un elemento distintivo como lo es la lengua
que hablamos. Los cubanos tenemos una particular forma de vestir y sobre todo,
tenemos una exclusiva forma de nombrar las ropas y prendas que usamos. En ocasiones, la motivación será el uso, la adaptación de alguna marca, pero lo cierto es que hay prendas que, aún usadas en otras latitudes, cuando las nombramos lo más probable es que necesitemos explicarnos o ejemplificar para que alguien de otras tierras nos entienda.
El bajichupa: top de otras latitudes. No hay que buscarle la quinta pata al gato para saber por qué se le puso este nombre a esta prenda femenina de tan poca tela.
Los popis: tenis o zapatillas deportivas. El objeto del deseo de cualquier joven en los años 90 cuando solo unos pocos podían tenerlos. Lo que en otros sitios es un calzado específico para hacer deporte (con todas sus posibles variantes: los de senderismo, los de hacer padel, los de carreras de resistencia o velocidad....) en Cuba es un zapato de andar por la calle y, dependiendo de cuán conocida sea la marca, de salir por las noches a presumir de estatus y dinero.
Las (camisas) bacteria: pasaron en poco tiempo de ser lo más fashion a ser lo más 'cheo' que alguien podía vestir. Discretas no eran, hay que decirlo, pero frescas para las cálidas temperaturas sí. Si la usabas una o dos tallas más de la necesaria estabas más a la moda. Después, cuando dejaron de ser prendas para lucir, lo mejor era dejarlas en los escaparates de casa, alejadas de la vergüenza de quien las usaba. En realidad no son exclusivas de Cuba y el diseño de sus tejidos suele emplearse aún.
Las (camisas) cajita: las de las chicas perduraron más; aún hoy suelen aparecer en las colecciones de moda esas camisetas, usualmente anchas, por encima de la cintura. Las de chicos transitaron tan rápido por los atuendos cubanos que es imposible encontrar en la red alguna imagen que las muestre, pero seguramente más de un cubano se sorprenderá en alguna foto propia de cumpleaños, vistiendo una camisa con elástico en la cintura y, a veces, hasta alforzas, broches y botones.
Los calenticos: culote en otras latitudes. Aunque no son prendas exclusivas de Cuba, sí lo sea quizás su extendido uso extra-doméstico, y sí la palabra para llamarlas. Una vez más la inventiva y picardía del cubano, así como el protagonismo que juega la sexualidad, inciden a la hora de nombrar las cosas.
Los (zapatos) va-que-te-tumbo: se usa referido tanto a los zapatos ortópedicos como a cualquier otro tipo de calzado, grotesco, de suela ancha y alta, que aparente un andar dificultoso y poco elegante.
La guayabera: Declarada en 2010 prenda oficial para ceremonias diplomáticas. No necesita mucha descripción, para algunos es el símbolo de la oficialidad cubana y para otros, el más auténtico sello de cubanía.
Los uniformes: Todos los sitios tienen uniformes y Cuba no es la excepción ni posee la exclusividad de tales prendas, pero sí lo son los colores y diseños propios por niveles de enseñanza y tipos de escuela: rojo y blanco, amarillo y blanco, carmelita y crema, azul... Todo cubano reconoce enseguida sus uniformes y pocos, además, permanecerán indiferentes ante ellos.
Las chancletas 'mete dedo': calzado de andar por casa o por la calle. Lo que en algunas latitudes es un zapato de playa en Cuba es un imprescindible de todos para estar en los hogares o salir a la calle.
Las enguatadas: nombre genérico empleado para casi cualquier prenda medianamente gruesa, de mangas largas, por lo general cerrada y usada para los días de más frío.
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