Hola
amigo, soy Maura, dueña de CASA MAURA , mi casa
particular dedicada al hospedaje de viajeros, una casa de renta con el concepto
B&B, ubicada en la Habana Vieja. Hoy te
traigo otras curiosidades de Cuba.
El gallo de Morón
Entre los cubanos es popular la frase: "Se quedó
como el Gallo de Morón, sin plumas y
cacareando". Muchos piensan que se trata de un famoso gallo originario en
Morón, Provincia de Camagüey, Cuba. Pues bien, la historia es que el Gallo de
Morón ni era un gallo, ni era de Morón, ni tuvo que ver con Cuba.
Se trata de una leyenda del siglo XVI, cuando el
recaudador de impuestos de Granada se presentó en Morón de la Frontera
(Sevilla) a ejercer su oficio. Como el sujeto tenía aspecto de matón y forma de
actuar muy grosera se le bautizo como el Gallo de Morón.
Los moronenses se
hartaron de los desplantes de aquel gallo y un buen día le atizaron una tunda
de palos tan contundente, que éste tuvo que marcharse de Morón sin atreverse a
volver por más impuestos. De ese episodio surgió una copla popular que decía:
"Anda que te vas quedando / como el Gallo de Morón / sin plumas y
cacareando / en la mejor ocasión".
El origen de los "guatacas"
La azada es un apero de labranza que se utiliza en los
campos de Cuba para desbrozar los
cultivos, es decir, eliminar las malas yerbas y para despejar las guardarrayas
en los campos de caña. Los cubanos la llaman guataca.
También llamamos guataca a esos seres abyectos que se
dedican a adular a los poderosos, sobre todo a los gobernantes. El origen de
esta palabra se remonta a los tiempos del presidente Machado. Con Machado los
aduladores se "pasaron de rosca", como se dice en cubano, en otras palabras estaban en abundancia. Le
llamaban el egregio y le construían arcos triunfales a su paso.
El genial caricaturista Ricardo de la Torriente, del
semanario satírico "La Política Cómica", comenzó a publicar unas
caricaturas en las que aparecía Machado rodeado de un grupo de aduladores que
provistos de azadas o guatacas, precedían al general limpiando la senda que
este debía pisar.
El pueblo empezó a llamar a estos aduladores
"guatacas" y el mote pegó. Había nacido la palabra guataca y el verbo
guataquear. Desde entonces a todo aquel que adula, "hala la leva" o
"hace la pelotilla", se le llamó en Cuba guataca.
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